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Serendipia 14 · El poder de la gratitud

svgseptiembre 15, 2024SerendipiasLola Maestra

¿Cómo puede la gratitud transformar nuestra perspectiva sobre la vida?

¡Hola! ¿llegaste aquí por casualidad o buscando otra cosa? Eso es una serendipia. Espero que te enamores y que nos sigamos encontrando.

La gratitud, es un concepto tan simple y, a menudo, es subestimado, pero tiene el poder de transformar por completo la forma en que experimentamos la vida.

Cuando se practica la gratitud te das cuenta de que esta no es simplemente una respuesta a los buenos momentos, sino que también está presente en los días más oscuros. La práctica de la gratitud nos permite ver el mundo con ojos renovados, más abiertos y conscientes. El poder de la gratitud radica en cómo elegimos percibir lo que nos sucede.

En las experiencias negativas, momentos más estresantes o más exigentes, días de frustración o tristeza que nublan el juicio, la gratitud se convierte en el camino para la calma. Es precisamente en esos tiempos cuando se comienza a explorar la posibilidad de que un cambio de perspectiva pudiera sentar diferente. La gratitud, lentamente, puede comenzar a colarse en tus pensamientos, primero como un susurro, luego como una presencia más constante.

Personalmente, lo que más me impacta es la sencillez de su poder. En mi práctica, al principio, solo intentaba recordar cosas pequeñas por las que estaba agradecido, como un acto de disciplina diaria. No buscaba grandes eventos o momentos extraordinarios. Me concentraba en lo cotidiano: el café que me calentaba en la mañana, el sonido del viento, la sonrisa de un ser querido y en aspectos u objetivos que me gustaría conseguir. A medida que este ejercicio se volvió parte de mi rutina, noté cómo mi enfoque se desplazaba de lo que me faltaba a lo que ya tenía. Y este simple cambio de perspectiva comenzó a transformar la forma de ver la vida.

En este tiempo, algo sorprendente ha sucedido. Actualmente en vez de percibir los desafíos como obstáculos insuperables, he comenzado a verlos como oportunidades para aprender. En vez de preocuparme por lo que no he logrado, me encuentro agradecida por el esfuerzo que he puesto y por las lecciones que venían con el fracaso. La gratitud, de manera silenciosa pero constante, ha comenzado a actuar como un filtro que me permite ver la belleza y el valor de la constancia, de la voluntad y del empeño por conseguir sueños.

Disponible aquí: Mi agenda de gratitud – La ogra maestra

Aunque parezca mentira, la escritura creativa es terapéutica en muchos sentidos y si la centramos en agradecer tiene múltiples beneficios. Hubo un día en particular que me marcó. Estaba lidiando con una situación difícil, algo que me afectó profundamente. En medio del dolor, comencé a escribir sobre las cosas por las que me sentía agradecida. Lo hice casi por instinto, sin esperar ningún alivio inmediato. Al principio, las palabras surgían con dificultad, como si fueran ajenas a lo que estaba sintiendo. Pero a medida que seguía escribiendo, algo cambió en mí. Mi dolor no desapareció, pero dejó de consumir toda mi atención. Me di cuenta de que, a pesar de la tristeza, había mucho por lo que sentirme agradecida: las experiencias compartidas, el apoyo de los que me rodeaban, los recuerdos. La gratitud no eliminó mi tristeza, pero la colocó en un contexto más amplio, más compasivo, donde había espacio tanto para el dolor como para la gratitud.

La gratitud no exige que nuestra vida sea perfecta para que la experimentemos. No necesita que todo salga bien para que aparezca. De hecho, muchas veces es en los momentos más difíciles cuando la gratitud revela su verdadero poder. Agradeciendo lo que tenemos, incluso cuando es poco, estamos eligiendo ver la abundancia en lugar de la carencia, la luz en lugar de la sombra. Y en esa elección, cambiamos nuestra forma de relacionarnos y ver el mundo.

He de decir que no siempre es fácil, y que hay días en los que, por supuesto, me olvido de ella. Pero siempre vuelvo a esta práctica, y cuando lo hago, me doy cuenta de que la gratitud no es solo una respuesta emocional, sino una decisión. Es la elección consciente de enfocarme en lo que hay, en lo que tengo, en lo que es suficiente, en lo que hace que mi vida sea rica.

La práctica de la gratitud me ha enseñado saborear más los momentos. A estar presente. A valorar las conexiones, los pequeños gestos, los instantes que componen el día a día. Ya no veo la vida como una serie de eventos que deben cumplirse para ser feliz, sino como un conjunto de regalos que ya están aquí, esperando a ser vistos por mí.

La gratitud tiene el poder de transformar nuestra perspectiva porque nos invita a ver lo que ya está bien, incluso en medio de lo difícil. Nos recuerda que, aunque la vida no sea perfecta, siempre hay algo por lo que dar gracias. Y en esa práctica, en esa atención intencional a lo bueno, nuestra vida cambia. La gratitud no solo nos enseña a apreciar lo que tenemos, sino que también nos transforma en personas más conectadas, más conscientes y más plenas.

PD: Os recomiendo el libro “Neurofelicidad” de la Dra y psicóloga Ana Asensio. Un libro sencillo de leer que nos da mucha información sobre el funcionamiento de nuestro cerebro y cuerpo, adentrándose en temas como la ansiedad, el estrés, técnicas para combatirlo o las emociones y su funciones.

¡Feliz domingo!

Lola Maestra

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